Cuando tu Trabajo Deja de Motivarte: Cómo Volver a Sentirte Inspirada
A veces, llega un momento en el que te das cuenta de que algo ha cambiado. Lo que antes te emocionaba, lo que te hacía sentir útil y llena de energía, de pronto se ha convertido en una rutina vacía. Quizás llevas semanas, meses, o incluso más, arrastrándote por la mañana sin esa chispa que solías tener. Y no sabes por qué. Pero lo que sí sabes es que la motivación se ha desvanecido, y eso te duele.
Me ha pasado, y sé que no estás sola porque he tenido decenas de clientes en la misma situación.
Esa sensación de desconexión
Recuerdo una etapa en la que, después de años haciendo lo que amaba, me despertaba sin ganas. No sabía en qué momento había perdido el rumbo, pero lo sentía en cada célula de mi cuerpo. La rutina había absorbido la pasión. El trabajo, que antes me llenaba, ahora parecía una lista interminable de tareas. Y si eres como yo, esa sensación de estar desconectada de lo que haces te puede dejar paralizada. Te preguntas: ¿Qué ha cambiado? ¿Es este el final de lo que solía amarme?
Steven Pressfield, en The War of Art, describe esto como la "resistencia". Esa voz interna que te empuja a posponer, a evitar y a dudar. No te deja avanzar, porque, de alguna manera, has perdido la conexión con lo que te hacía vibrar. Y cuanto más dejas que la resistencia se apodere de ti, más grande parece hacerse.
Encontrar de nuevo tu 'por qué'
En estos momentos de desconexión, recordar por qué comenzaste todo puede ser una clave poderosa. Simon Sinek, en su libro Start With Why, dice algo muy simple pero esencial: todo lo que hacemos, cuando está alineado con un propósito, tiene sentido. Pero a veces ese "por qué" se nos olvida entre las responsabilidades diarias, las expectativas de otros y las presiones externas.
Te invito a que te hagas esta pregunta:
¿Por qué elegiste este camino?
¿Qué era lo que realmente te llenaba de ilusión al principio?
¿Cómo ha cambiado tu relación con ese propósito a lo largo del tiempo?
Quizás, al principio, te movía la pasión por ayudar a otros, o el deseo de crear algo único. O tal vez querías demostrarte a ti misma de lo que eras capaz. Cualquiera que sea la razón, encontrar ese por qué puede ser la chispa que necesitas para reencender la motivación.
El poder de hacer pequeñas acciones
Lo que he aprendido es que, cuando pierdes la motivación, la clave no siempre está en grandes cambios. No tienes que cambiar todo de golpe para recuperar la inspiración. A veces, lo que funciona es empezar con pequeños pasos.
Recuerdo que, cuando me sentía más bloqueada, lo que me ayudó fue retomar algo sencillo: dedicar 10 minutos al día a hacer algo que me recordara mi por qué. No importaba si no me sentía con ánimos, lo hacía de todas formas. Y poco a poco, esa pequeña acción empezó a romper la resistencia. El simple hecho de mostrarte, aunque sea de manera imperfecta, es lo que te devuelve el control.
Rodéate de inspiración
Otra cosa que marcó la diferencia para mí fue rodearme de personas que me recordaran lo importante que es lo que hago. Hablar con amigas o colegas que también estaban pasando por altibajos, o incluso seguir el trabajo de personas que me inspiraban, me ayudó a salir del aislamiento que crea la falta de motivación. La energía de los demás es contagiosa, y ver a otras seguir adelante te recuerda que tú también puedes hacerlo.
Conclusión: Redescubre tu por qué y toma pequeños pasos
Perder la motivación no es una señal de fracaso, ni significa que has terminado con lo que amas. Es solo una llamada para que vuelvas a ti misma, para que te reconectes con ese por qué que, aunque a veces se adormece, nunca desaparece del todo. Comienza hoy, con algo pequeño. Da un paso, luego otro, y verás cómo la inspiración, poco a poco, vuelve.
Si te sientes desmotivada y no sabes cómo reencontrar tu camino, te invito a que hablemos. Juntas podemos explorar lo que te mueve de verdad y descubrir cómo volver a sentirte inspirada en tu día a día.